Blogazo por Cuba o la defensa de la alegría.

   LLegamos a Matanzas en horas de la tarde y el tanto mar, el tanto verde en la Universidad Camilo Cienfuegos, nos dejó a todos boquiabiertos. Ya repuestos procedimos a cumplir los rituales obligados, los saludos, los abrazos, las fotos de grupo o de sectas para dejar constancia gráfica de nuestro paso por esta tierra de bardos y puentes, y ahora de homo digitalis, como recientemente nos catalogara un amigo cienfueguero.

El programa propuesto para el Blogazo por Cuba, el primer encuentro de blogueros cubanos, fue cumplido con precisión para orgullo de los patrocinadores, los chicos de la Joven Cuba.

En horas de la noche todavía falta un grupo de blogueros por arribar. Los más afortunados, deseamos que todos los santos de las carreteras, hagan propicio su arribo.

Por el momento vamos conjurando las malas noticias con el canto limpio de Tony Ávila. Porque al final de lo que se trata todo este encuentro es de eso, de denfender la alegría.

 Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas

defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos

defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias

defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres

defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa

defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.

 

 

El estribillo de la guagua: “Córrase ahí caballero, echen un paso pa´trás”

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No se por qué alguna gente/ no se puede soportar/ cuando la guagua que espera /no acaba de llegar
Hasta hace poco tiempo todas las guaguas que me llevaban hacia mi casa y me traían de vuelta al otro día, al centro de la ciudad y la vorágine laboral, eran azules. Mis queridos P12 o P16. Sus nombres más que a rutas de ómnibus me sonaban a algún complemento vitamínico.
Algunos preguntan ¿último? / otros no hacen la cola / y hay quien a veces le falta / el respeto a una señora
Debido a los reajustes que se han hecho con el transporte por deficit de guaguas, de piezas de repuesto, de combustible y otros tantos dolores, las P12 y P16 ahora son de los más variados colores, marcas y hacen recorridos diversos, limitados, en variantes A o B.
A fijarse que la guagua / ya viene por la rotonda / sale arrollando la gente / como si fuera en la conga
Se rescataron las antiguas Girón, aquellas guagüitas rusas, de las escuelas al campo, donde tan bien sonaban las maletas de palo y los jarros de aluminio, que ahora van directamente hasta G y 25 en el Vedado, aunque a veces si es muy temprano llegan nada más hasta 100 y Boyeros, según el chofer.
Para subir a la puerta / se empujan unos a otros / y a veces sufre la guagua / desfiguración de rostro
Otras rutas de la urbe habanera prestaron sus esqueletos anaranjados, verdes, rojos, para transportarnos a los que vivimos más allá del puente de 100 y Boyeros. Por eso ahora, los que se montaban sin siquiera pensarlo demasiado cuando se acercaba la mole azul, ahora suspicaces preguntan con pelos y señales el camino. Nadie quiere hacer un viaje que no es el suyo y perder más tiempo del necesario tratando de enderezar el rumbo en otro carro. A estos se añaden los que están de visita en la capital, quienes miran desorientados a la gente en su maratón diario tras las guaguas, para tras un instante de indecisión emularlos en la carrera.
Y en la próxima parada / nadie se quiere correr / y muchos miran las caras / cuando se irrita el chofer
Y dentro de los dromedarios actuales, primos hermanos de aquellos singulares “camellos” que se adueñaron de la Habana en lo más cruento de nuestro período especial de los años noventa, es donde ocurren las verdaderas historias de amor y de guerra, de horror y misterio, de risa contagiosa y lágrima fácil; que joroban el día o le ponen la pizca de pimienta necesaria para que la jornada valga la pena. Sigue leyendo

Masculinidades de cara a la violencia: «Atrévete a ser hombre, el machismo mata»

El deporte y la música están legitimando prácticas violentas y discriminatorias, trascendió durante la Segunda Jornada de Estudios de las Masculinidades.

La Habana, 19 abr.- El debate sobre el incremento de las manifestaciones violentas en las prácticas deportivas o propuestas audiovisuales vinculadas a la música capitalizó la Segunda Jornada de Estudios de las Masculinidades, promovida desde el Foro de Masculinidades en Cuba en la capitalina Casa del ALBA Cultural.

¿Es la violencia inherente a la práctica deportiva? Con formulaciones diversas, esa interrogante centró los debates de la jornada matutina donde estudiantes, deportistas, artistas, comunicadores e investigadores de diversas procedencias abogaron por deconstruir estereotipos que conducen a confundir competitividad deportiva con enfrentamiento violento.

Desde el panel, moderado por el historiador Julio César González Pagés, coordinador de la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades y de su capítulo cubano, intercambiaron sus puntos de vista el historiador Félix Julio Alfonso, el comentarista deportivo de la vecina provincia de Pinar del Río, Alejandro Céspedes, y Leonel Duarte, estudiante de Lenguas Extranjeras en la Universidad de la Habana e integrante de la selección nacional de Fútbol de Cuba.

Con valiosos aportes desde el plenario, el debate focalizó la lamentable situación que presenta actualmente el desarrollo de los juegos deportivos, donde ya se acumulan –solo en el béisbol- alrededor de 50 jugadores y 30 técnicos sancionados por conductas violentas.

Los ponentes apuntaron que se aprecian desmedidas actitudes de indisciplina de jugadores, árbitros y público en general, que no son sancionadas de acuerdo a la gravedad que representan, con lo cual se abre un espacio para la impunidad y se envía un mensaje equivocado al espectador.

Asimismo, el panel llamó la atención sobre la necesidad de que los medios de comunicación, el Instituto Nacional de Deporte, Educación Física y Recreación (Inder) y otras instituciones pongan su mirada en estos hechos y busquen los caminos para erradicarlos. Sigue leyendo

Descubriendo La Habana: 21 Punto G, nueva librería.

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Si hay dos lugares que yo amo por encima de cualquier estado del alma, son los parques y las librerías.  Si busco más certidumbre, diré que las  librerías. Son como mi espacio-refugio, mi casa del árbol (que nunca tuve), mi lugar especial. No hay nada que me alegre más que visitarlas aunque al mismo tiempo mengüe la casi siempre precaria situación de mi bolsillo. Por suerte, casi todas las veces he sido recompensada, aún cuando algunos autores me han estafado con premeditación y alevosía.

Pensar en los libros me lleva inevitablemente a recordar al José Martí que escribió «Ciudad sin árbol es malsana», por esas asociaciones afortunadas que uno logra establecer de vez en cuando, a fuerza de costumbre o de verdades insoslayables. De su divisa fundo la mía: “Ciudad sin librerías  es un desierto profundo». Por eso cuando me tropiezo con alguno de estos lugares-árboles me pongo en paz con la vida, con perdón de las tantas cosas que en el mundo no nos permiten reconciliarnos con ella ni con los hombres que la echan a perder con una tranquilidad sobrecogedora.  

 Y he aquí el hallazgo, el pretexto de estas líneas desbordadas: el descubrimiento de una nueva librería. 21 Punto G, así se nombra este lugar nacido de las ensoñaciones, de la inventiva, de la magia de convertir un garaje-patio en un lugar para abrigar libros e invitar a los que pasan a adentrarse, a comprar un libro o siquiera hojearlo, preguntar por títulos queridos, por autores cuya lectura se va volviendo impostergable. Sigue leyendo

Barrio Jesús María: sus mujeres y el agua.

Las mujeres sufren con mayor rigor la falta de acceso directo al servicio de agua potable y saneamiento, con especial impacto sobre su salud, diagnosticó una investigación académica realizada en 166 hogares del barrio Jesús María, del municipio capitalino de La Habana Vieja.

El estudio abarcó 166 hogares, compuestos por un total de 528 personas, en las cuales prevalece la población femenina: 56.1 por ciento (296) frente al 43.9 por ciento (232) de hombres, explicó la profesora Reina Fleites, del departamento de Sociología de la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de La Habana.

El agua es mucho más que un componente de la naturaleza. “Su apropiación y uso incide sobre procesos de diferenciación social y aspectos de la salud que no solo son biológicos”, comentó la académica al presentar los resultados de la investigación, en una conferencia impartida en el Colegio Universitario de San Gerónimo de La Habana.

El 57 por ciento de los hogares encuestados son dirigidos por mujeres, con niveles educacionales tanto bajos como altos. El 61.9 de la población estudiada es mestiza y negra, 16, 7 por ciento trabaja en servicios y 14,1 por ciento son trabajadoras domésticas no remuneradas.

Al indagar por las dificultades de acceso al agua y saneamiento según género, se observó que las peores situaciones se viven en hogares encabezados por mujeres. Al respecto, en 23 de 40 hogares sin conexión domiciliaria de agua, el jefe de familia es una mujer.

También está encabezado por una mujer el 70 por ciento de las viviendas donde el estado de las conexiones es de regular a malo. La mayoría de las personas entrevistadas afirmaron que casi todos los días, o cada dos o tres días, deben cargar agua hasta sus viviendas.

Si bien prevalecen los hogares donde la carga es compartida, no es desestimable el número de hogares donde se identifica a la mujer como la encargada de realizar esa tarea. Otras fuentes de información ratifican que el agua llega en horarios en que solo están las mujeres y los niños en casa, de modo que ellas deben cargarla. Sigue leyendo

Georgia O´Keeffe plantó un jardín en la soledad del desierto.

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Eduardo Galeano, en su libro Los hijos de los días, recuerda a muchas mujeres, por los silencios a los que la vida y los hombres las sometieron, por sus guerras, sus dolores y sus victorias. La pintora norteamericana Georgia O´Keeffe es una de estas mujeres. Ella pintó nuestros cuerpos-flores, cuando quisieron borrar su significado y su poder.

LA FLORISTA

Georgia O’Keeffe vivió pintando, durante casi un siglo, y pintando murió.

Sus cuadros alzaron un jardín en la soledad del desierto. Las flores de Georgia, clítoris, vulvas, vaginas, pezones, ombligos, eran los cálices de una misa de acción de gracias por la alegría de haber nacido mujer.

La rabia gratuita no nos sirve (+Video)

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Karol Cariola y Camila Vallejo estuvieron ayer en la Universidad de La Habana para conversar con los universitarios cubanos, con los que en estos tiempos son el cuerpo joven de la nación. Las muchachas venían a compartir con sus coetáneos las heridas de su Chile querido, la lucha que libran por dinamitar una realidad que le duele a gran parte de su país y al mismo tiempo intercambiar sobre las inquietudes y luchas de los isleños.

Hubo quién sólo asistió para ver de cerca a la belleza austral que tantos titulares de prensa -de todo tipo- ha provocado, muchas veces en detrimento del movimiento social que defiende. Otros, por suerte, fueron más allá y se conectaron con la realidad que los visitantes chilenos intentaron trasmitir en palabras, a pesar de que ciertas experiencias deben vivirse en la propia piel para entender la real dimensión que tienen.

Algunos jóvenes cubanos se quedaron inconformes, les pareció que le habían limitado la posibilidad de trasmitirles a su vez a Camila y sus acompañantes sus criterios. No dudo que ello hubiera sucedido realmente, sabemos que en muchos espacios  una mano levantada, un joven listo para dar batalla o decir que lo que parece verde realmente no lo es, despierta un desconcierto inusitado y por lo tanto la mejor opción es el silencio, a pesar de sus trampas y sus daños.

Pero de lo que realmente quiero hablar es de la rabia gratuita de la que muchas veces somos víctimas o cómplices.

Muchos de los jóvenes con los que tropezamos todos los días, nuestros amigos, nosotros mismos, creemos que tenemos la vida regalada, lo que anteriormente a nosotros estuvo no interesa, lo que importa es el hoy, lo que se puede disfrutar, todas la fiestas, los licores, la juventud eterna, porque lo demás está garantizado y son otros los responsables de proveérnoslo, de romperse el alma por el presente y el futuro.

También están los que sí nos preocupa hacia dónde va la nave, los aciertos o desaciertos del capitán y el resto de la tripulación, que no queremos bajarnos y abandonar en la primera orilla propicia. Queremos seguir navegando, contar las mareas, llevar la bitácora de la navegación, empuñar los remos. Pero no nos robamos el show, no dinamitamos las maniobras que se hacen en el  barco, no nos hacemos oír cuando alguien nos quiere tapar la boca o cuando erróneamente pensamos que nuestra voz es muy delgada como para distraer a las sirenas con eficacia y evitar el peligroso atasco.

Y pasa la vida, los días pasan, y nos exaltamos donde nuestra actitud no puede marcar la diferencia, donde a nadie le explotan los oídos, ni se les va el piso debajo de los pies porque las cosas nos son cómo las pensaron, porque estuvieron solos dentro de la campana y no nos invitaron a ensordecernos juntos con el tañido imprescindible.

La rabia gratuita no nos sirve, no nos lleva a ninguna parte. La vida está ahí afuera y tenemos que ser los propios actores de esa vida, enderezarla, mejorarla, reconstruirla. Nosotros, los jóvenes cubanos, los que queremos un país mejor, que siga siendo nuestro.