Steven Cohen: un judío errante en la Habana

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Steven Cohen nos sorprendió a todos ayer en el Museo de Bellas Artes de la Habana, mientras esperábamos el comienzo de la conferencia de prensa sobre la Oncena Bienal que dará inicio este viernes 11 de mayo. Llegó sin anunciarse, ataviado con los elemntos de la cultura dragqueen que caracteriza su trabajo, y nos regaló entre sonrisas y en silencio lo que sería un adelanto del performace que trae a Cuba: «Un judío errante»

Este artista nació en Sudáfrica en 1962 y lleva más de dos décadas desarrollando una labor artística desde la pintura, la escultura, así como trabajos plásticos. Es hacedor de interesantes y polémicos performances  que presenta lo mismo en el universo galerístico que en otros tan poco convencionales como paradas de taxi, centros comerciales o concursos caninos, en los que Cohen aparece sin previo aviso, tal como hizo en la mañana del martes para sorpresa de la prensa cubana y extrnajera que cubrirá las actividades de la Bienal. 

Es un creador comprometido y polémico, que no  suele dejar indiferente a los que se tropiezan con su arte, por su sinceridad en la escena, a partir de la asunción de una estética radical y activista.

Steven Cohen estará desandando la Habana por estos días, con sus tacones, sus largas pestañas, sus labios pintados a lo Betty Boop, haciéndonos repensar todo el universo alegórico del que se apropia.

El próximo viernes lo podremos encontrar en la Galería Orígenes, como parte de la Bienal en su circuito de la Habana Vieja. Les convido a no perdérselo.

Para mayor información:

Cuenta de la Bienal en Twitter: @11bienalhabana

Canal de la Bienal en You Tube: http://www.youtube.com/user/11bienalhabana

Perfil de la Bienal en Facebook: http://www.facebook.com/OncenaBienaldeLaHabana

11 Bienal de la Habana: Una manera diferente de vivir el arte

11 Bienal de la Habana, 2012

11 Bienal de la Habana, 2012

A partir del 11 de mayo La Habana abrirá sus espacios museables y urbanos para acoger una muestra significativa del arte contemporáneo mundial como parte de la oncena versión dela Bienal que por más de dos décadas se celebra en esta ciudad.

 La Bienal, fiel a uno de los propósitos de su fundación en los años 80 del siglo XX, vuelve a dar cita a más de un centenar de creadores de las más disímiles regiones del mundo, muchos de ellos fuera de los circuitos “establecidos” del mercado internacional pero quienes desde su alteridad producen un arte renovador, lúcido, antihegemónico, y reconfiguran la geografía del arte en el planeta.   

 Al mismo tiempo, la mayor  intención de las instituciones culturales y gubernamentales que auspician este evento es poner en contacto directo al público cubano con lo mejor del arte de vanguardia en los más disímiles espacios de la ciudad, como una manera distinta de propiciar una interacción que resulte enriquecedora tanto para los artistas como para los receptores de sus obras.  

Con el tema Prácticas artísticas e imaginarios sociales esta oncena edición pretende hacer de la Habana el lugar de consumación de la heterogeneidad cultural, a partir de las distintas gramáticas de producción, recepción o decodificación que los sujetos logren establecer, como artistas, públicos, interventores, paseantes o todo ello; cuyas lecturas y propuestas siempre serán significativas, en tanto hablarán de su propia identificación y reconocimiento.

 La Habana o una gran galería

 La maestra de performace Marina Abramovic, el siempre polémico Hermann Nitsch, el mexicano Gabriel Orozco, los rusos Ilya y Emilia Kabakov, son algunas de las personalidades que pondrán a disposición del público cubano y extranjero sus trabajo, así como los artistas del patio Manuel Mendive, Roberto Fabelo, René Francisco, María Magdalena Campos, Los Carpinteros, Alexis Leyva (Kcho), Cirenaica Morera, entre otros.

 La nómina de artistas extranjeros  participantes  ronda los 150, mientras que 400 serán los creadores cubanos presentes en esta oncena Bienal de la Habana.

También estarán presentes proyectos de Venezuela, Guatemala, Argentina que ponen sus miradas en las culturas populares, las temáticas de género o  medioambientales y que intervendrán espacios públicos con la complicidad de los habitantes de la ciudad. 

La Habana prestará su paisaje para convertirlo en galerías, muchas de ellas al aire libre, pues aunque el Museo Nacional de Bellas Artes, el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam, el complejo Morro-Cabaña, el Pabellón Cuba, el Instituto Superior de Arte, abrirán sus puertas con diversas muestras, también serán espacios expositivos o de intervención artística el Malecón de la Habana, el Paseo del Prado y algunas arterias  y barrios de la capital.

Una de las peculiaridades de esta ocasión es que confluirán en La Habana artistas de renombre mundial, quienes regresan a la ciudad que los acogió cuando iniciaban sus carreras artísticas; juntos a figuras mucho más jóvenes pero cuya propuesta es lo suficientemente atractiva como para estar presentes en esta gran fiesta del arte contemporáneo que la isla organiza cada dos años.

 

 

Pagar para ver

Yo sé de querencias profundas. Sé lo que se siente, por ejemplo, cuando miras tu librero, cuando los libros hacen más acogedora una habitación, tu vida. La sensación en los dedos cuando acaricias el lomo de un volumen querido y rememoras el aluvión de sentimientos que provocó su lectura. Supongo que algo parecido sucede cuando miras un cuadro.  Es lo que me ocurre cuando estoy delante de Homenaje a la soledad de Servando Cabrera Moreno.

Pero los cuadros, los originales, las versiones, las copias, las reproducciones, no cuestan lo mismo que un libro, a menos que sea un incunable o lo vendan en la Plaza de Armas en la Habana Vieja

En estos días la belleza de una pintura, el instante capturado, la locura traducida, el rapto de fe; cotizan cada vez más y su secreto esplendor lo compartimos menos. Ya no basta con asistir a las salas del Museo Nacional de Bellas Artes, del Louvre, el Prado, el MOMA o el Pushkin y conmoverse en comunión; ahora se trasiegan millones para hacer una pinacoteca privada, exclusiva, donde los ojos extraños o la avidez por el arte no tengan cabida.

Y es que se acaba de subastar una de las versiones de El grito que Edvard Munch realizó entre 1893 y 1910, nada menos que en 120 millones de dólares por la famosa casa de subastas Sotheby´s .  Esta cifra ha dejado pequeña al record anterior, el Picasso Desnudo, hojas verdes y busto, que fuera vendido en 2010 por aproximadamente 107 millones de dólares.

La gente sigue lucrando con el placer, con el arte, con los mejores sentimiento que tenemos los humanos. Y sigue habiendo tantos dolores en el mundo, tanto indignado durmiendo en la calle, tanto Haití derruido, tanto pobre mundo dando sus últimos estertores. Y que alguien pague para ver en soledad, para reírse solo, cuando la belleza no sabe de exclusividades y olvido.