Buena Fe y Andrés Suárez en concierto

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Ayer en conferencia de prensa Israel Rojas, director de Buena Fe, dijo algo que me gustó mucho. Para él un concierto no es algo que pueda premeditarse mucho, ni hacer como un plan de vuelo sin tener en cuenta las tormentas que puedan aparecer, por el contrario los conciertos son organismos vivos, que tienen su ritmo, su respiración, y a medida que van sucediendo deciden el rumbo que deben tomar.   

Algo así es lo que tienen planeado hacer el sábado 2 y domingo 3 de junio en el Teatro Astral. El concierto se llamará «Buena Fe presenta a Andrés Suárez«, porque la cita no es sino para eso, para presentarnos a los cubanos este músico español, con el que comparten filiación estética y que no es muy conocido por estos lares.

Andrés y Buena Fe intercambiarán canciones. Ellos le prestarán sus voces para entonar los temas del más reciente disco del invitado  «Cuando vuelva la marea», y el  español hará suyas canciones tan conocidas de los cubanos como No juegues con mi soledad, Tras tus pies, Cada país, Despedida, entre otras. Aseguraron sorprendernos en el cierre del encuentro.

Por lo tanto este sábado me iré al Astral para dejarme sorprender por la propuesta de los muchachos de Buena Fe y de Andrés Suárez.

No hay nada mejor como ese viaje de reconocimiento entre la música y el alma.

Caminando por la «Tierra oscura» de Mario García Portela

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“El paisaje es la casa grande del hombre, de todos los hombres. Allí anidan sus sueños y también sus vidas, las alegrías y las tristezas, los recuerdos y el tiempo, visto desde una dimensión mayor. Pintarlo es pintarnos a nosotros mismos, porque lo que hacemos es reconstruir parte de la historia personal y colectiva.”

Con estas palabras abrió el catálogo de la exposición del pintor cubano Mario García Portela “Retratos del bosque” de 2007, escritas por Toni Piñera y que sirven para definir sin estereotipos  el trabajo de este maestro del movimiento paisajístico cubano.  Al mismo tiempo son el pretexto ideal para invitarlo a conversar sobre sus proyectos inmediatos y sobre algunas peculiaridades de su obra pictórica, que es lo mismo, que su relación con la naturaleza.

Cinco años después de su última presentación, el artista prepara una nueva muestra de su pintura, en la que viene trabajando hace algún tiempo. “Tierra oscura” es el nombre que llevará el conjunto que podrá ser apreciado en la segunda mitad del año en la galería El reino de este mundo de la Biblioteca Nacional José Martí. En ella García Portela vuelve sobre sus temas de siempre, el entorno natural, el bosque, y fundamentalmente, los árboles, para con su habitual manera de utilizar los colores hacernos “mirar mirándonos” a través de los fragmentos del paisaje que nos propone.  

“Tierra oscura  es otra muestra de las formas de mi trabajo. En ella está presente nuevamente la tierra, desde una perspectiva muy barroca, pues utilizo mucho el contraste de luz y sombra. De igual modo es una visión de la  tierra como planeta para llamar de algún modo la atención sobre la «oscuridad»  que se cierne sobre ella.” Sigue leyendo

La vuelta al día en ochenta mundos

Hay días así en que todo te sirve para deternerte y decir no más.
Hay días en que nada vale para que señalar lo que sobra y tirarlo o lo que falta y salir a buscarlo.
Hay días en que una canción vale lo que el vaticinio del futuro por la cartomántica y aún así te abre las puertas, o al menos una ventana, por la que miras lo que hay del otro lado.
Hay días en que tienes que ponerte el mundo en la cabeza y sacudirlo, para que caigan todas las pobres cosas. Y al fin te quedes con el día que necesitas.

Antonio Guerrero a Mirta: «Ella y yo tenemos un pacto de amor indestructible»

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Hace 14 años que Antonio Guerrero no está en Cuba para celebrar el cumpleaños de su madre Mirta. Desde el cumpleaños 66 de su madre le ha tocado felicitarla de lejos, desearle lo mejor del mundo desde la distancia. No han podido volver a cantar juntos, en su casa de la Habana,  la versión de Bésame mucho de la brasilera Simone que tanto les gusta a los dos.

 Otro 22 de mayo que Antonio y Mirta están separados. Otro año en que ella apela a los más increíbles recursos para mantenerse contenta, saludable, viva, para esperar el regreso del hijo cuya separación ya dura demasiado tiempo. Otro aniversario en que él se saca de dentro todo el amor posible, la múltiples imágenes de su madre, y se lo devuelve convertido en poesía, porque allí donde las manos  no alcanzan a llegar  físicamente, la poesía pueder dar el mejor de los abrazos.

Y no es que a Antonio lo detengan lejos de su país impostergables compromisos de trabajo o no tenga dinero para regresar algunos días a Cuba. Antonio Guerrero está preso en Estados Unidos desde 1998, hace aproximadamente 5000 días.  No está encarcelado por haber cometido homicidio o asalto a mano armada, lo tienen detenido junto a otro cuatro cubanos de nombre Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Fernando González y René González, quien está bajo «libertad supervisada»; porque estaban en ese país recopilando información valiosa para Cuba y para el mismo Estados Unidos; sobre la colmada agenda de trabajo de los terroristas que viven a la vista de todos en Miami, entre ellos Luis Posada Carriles -autor confeso del atentado terrorista al avión de Cubana que en 1976 explotara con 73 personas a bordo en Barbados.  

Por increíble o absurdo que parezca las autoridades estadounidenses no apresaron a los criminales sobre los que tenían más que suficientes pruebas, proporcionadas por Antonio, Gerardo, Ramón, Fernando y René. Los encarcelaron a ellos, hace ya más de 12 años, después de un juicio fraudulento y obcecado en Miami, donde primó la animadversión hacia Cuba y no el derecho de estos hombres a ser juzgados con justicia e imparcialmente.    

Por eso Antonio no está en Cuba y no puede darle a su madre las gracias por ser la fuerza que lo empuja todos los días a levantarse de su cama  en la Prisión Federal de Marianna. Pero no por ello desiste de enviarle su regalo hecho poesía, de acompañarla otro 22 de mayo en la distancia y desde el amor. 

ELLA

Ella es el ave con alas de paloma blanca

que cruza día a día mi cielo.

 Ella y yo tenemos un pacto de Amor indestructible.

 Más bien, debo decir:

Ella me reveló la clave del Amor,

me enseño a andar amando

que es la forma verdadera de andar.

 Por ella conocí las primeras palabras y las canciones más dulces

que volaban de sus labios a mi pecho.

De ella aprendí el lenguaje de las caricias, de los besos

y de los ojos que hablan sin pronunciar palabras.

 Su ternura siempre me rodea,

conmueve mis sentidos exquisitos,

es el pan de cada día de mi alma.

 Su paz se abre ante mí como un lago

donde la tarde pinta sus pasajeras nubes

y la noche deja sus estrellas.

 Repaso, continuamente, imágenes de Ella

con su pasión y su paciencia,

con su entereza y su dulzura,

sus manos volando entre el sol y la luna,

sus manos preservando las ropas, los platos, el orden y los sueños,

sus manos tocando las mías

borrando como un manantial de luz mis sombras.

 Cuando ella habla en medio de su larga lucha

su voz cargada de verdad y de dolor

se expande como un corazón repartido.

 Cuando ella ríe en la hora más oscura

su risa sube a la más alta cumbre

y conquista la alegría.

 Cuando ella canta en la gran soledad de las distancias

su canto hace nido en la esperanza.

 Todo se lo debo a Ella:

mi sangre, mis meditaciones,

mi generosidad, mi transparencia,

mi corazón sin tregua, mi armonía

y, por supuesto, mis versos.

 Ella es para mí la más bella,

flor a flor, aurora por aurora.

Ella es tan hermosa como la brisa.

Ella es tan simple como la hierba.

 Ella es mi novia única y eterna.

 Ella es mi amada Madre.

 

 

 

El hombre que rueda por la Habana a 3,45 metros de altura (+ Fotos)

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Félix sigue haciendo realidad el sueño que tuvo un día cuando era pequeño: tener un bicicleta gigante. Hasta el momento las que llegaron a sus manos tenían parámetros demasiado conservadores para su gusto. Por eso se propuso la tarea de construir una bicicleta a la medida de sus sueños y  su audacia. Poco a poco va venciendo sus propios límites y ya desanda la Habana en una nueva bici de 3,45 metros de altura, para estupefacción de los que lo ven atravesar la ciudad, entre carros antiguos, claxones y transeúntes.

Cada vez que se sube al sillín lo miran igual que a Matías Pérez, antes de subirse al globo que lo llevara al confín de la tierra del que nunca más regresó. Por suerte para Félix, su empresa es menos arriesgada y ante una parada imprevista o para iniciar su recorrido siempre encuentra la ayuda solidaria de los habaneros, quienen nunca pierden la oportunidad de ser parte de una de las tantas ingeniosidades que por estos lares ponen a prueba el asombro de los que creen haberlo visto todo en esta vida.

Fotos: Tony Hernández Mena

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Pedaleando por la vida

Todo el mundo cuenta (+Video)

Mayo es un mes de despedidas y reencuentros, todo a un tiempo. El día fechado 19 por lo calendarios, los cubanos nos levantamos sabiendo de una presencia ineludible , la de José Martí. Un hombre, que como pocos, supo de querencias, de renuncias, de poner la vida al servicio de otros. De creer  en un tiempo mejor para todos, en fundarlo; incluso para nosotros, los cubanos de principios del siglo XXI y de lo que que irán llegando por los caminos de la vida.
Pero Martí muchas veces se nos vuelve piedra inmóvil y silenciosa, nos olvidamos de las palpitaciones que alentaron la lucha eterna de su existencia, su desasosiego: la felicidad de Cuba y de sus hijos.
Por eso hoy quiero hacerlo música, acompañada por las palabras y los acordes del grupo cubano Buena Fe.
Para los que no sepan la canción, les dejo la letra para que la tarareen.

Cómo le pido a la piedra fría

que diga urgentemente la frase conveniente,

y le pido a la pupila de mármol

que llore, aun si la lluvia se olvidara del árbol…

Pero si le pido al arte que moldea a la roca,

con palabras más enormes que las bocas.

Puede ser que el sol…

Puede ser que el sol…

 

Cómo escucharte sin esquizofrenia,

que el sucio oportunismo tantas veces premia.

Cómo te arranco del verso

dicho de memoria,

y te tatúo en el alma de todas las novias.

Pero si mis andares me los alimento

rompiendo monte, sudado y contento.

Puede ser que el sol…

Puede ser que el sol…

 

Cómo te me haces padre, maestro y asere;

sangre de los pobres, hermano en deberes.

Cómo fue tu tiempo tan ancho, de arriba abajo,

sin ordenador, Internet, ni un carajo.

Por eso creo en ti,

y no en los misereres,

que primero te nombran

y al final, te temen.

Puede ser que el sol,

puede ser que el sol.

 

El sol,

como la estrella que mata e ilumina,

que nunca cambia, aunque cambien las heridas.

Al que encargaste con tu última mirada

que nos dijera, tras cada madrugada:

 

Todo el mundo cuenta.

 

Todo el mundo cuenta.

La mar en calma, la mar violenta.

Todo el mundo cuenta.

La bruja, el enano, el príncipe y la cenicienta.

Todo el mundo cuenta.

El gallo bravo y aquel que se ahuyenta.

Todo el mundo cuenta.

Quien ve pero se calla y quien ve pero se enfrenta.

Todo el mundo cuenta.

Quien me da su casa y quien me la renta.

Todo el mundo cuenta.

Quien techa ciudades y quien las cimienta.

Todo el mundo cuenta.

Quien pichea a la diestra y a la siniestra.

Todo el mundo cuenta.

quien busca y no resuelve, quien sufre y se reinventa.

Todo el mundo cuenta.

Verde, amarillo, rojo y magenta.

Todo el mundo cuenta.

Quien se regocija y quien se lamenta.

Todo el mundo cuenta.

 

Me falta Benedetti (+ Fotos)

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Ayer no me acordé, no lo supe, el corazón no me lo advirtió. Este 17 de mayo hizo dos años de que Mario Benedetti cometiera la falta imperdonable de morírsenos. Ayer no lo extrañé, pero hoy, sabiéndolo otra vez muerto me vuelve a dar calor el reproche que tengo atravesado desde el 2009. Si alguien no debió irse del mundo, dejarnos desamparados, ese era Mario.

No nos bastan las poesías, las novelas, la constancia de su compromiso con la justeza y la verdad. No nos alcanzó el tiempo para que Mario nos ayudara a encontrar los caminos, a encauzar la rabia, a aligerar el corazón.    

Qué vamos a hacer los que no rompimos las puertas de Casa de la Américas para escucharlo decir calladamente, con timidez casi, sus canciones. Los que no vislumbramos su asombro al saberse admirado, durmiendo de miles de formas distintas bajo las almohadas de las adolescentes, volando entre pliegos de papel en las aulas de las escuelas, seduciendo al amor, haciendo el amor.  

Dos años ya y la hora del ángelus no ha encontrado mejores palabras que la nombren. Ni otra hora ha sido propicia para los amadores y bardos.

Mario sigue haciendo una falta sin nombre y sin fondo. Mario sigue siendo la añoranza de la poesía.

 

Aquí se construye una ciudad generosa

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Una ciudad generosa siempre está abierta. Una ciudad generosa tiene la capacidad de expandir sus lindes y cobijar en ella a todos los recién llegados de ayer, de ahora y de mañana. Una ciudad generosa da la bienvenida en las más múltiples lenguas y late acompasadamente al ritmo de las criaturas que la habitan.  Una ciudad generosa  presta su espacio para la concreción de los sueños, el mayor anhelo de los hombres. No se levanta sola sobre sí misma. Emplea manos de todo tipo para alzarse sobre la tierra, para ser visible y existir.

 Y dentro de la ciudad habitan otras, reconocibles u ocultas, efímeras y perdurables. Todas legítimas. De este misterio se nutre el proyecto “Ciudad generosa” que lidera el  artista René Francisco Rodríguez junto a la 4ta Pragmática Pedagógica, un grupo de estudiantes de tercer año del Instituto Superior de Arte (ISA).  

René Francisco, Premio Nacional de Artes Plásticas 2010, y sus estudiantes son invitados de la Oncena Bienal de la Habana. Para participar en el evento escogieron levantar entre todos una ciudad dentro de los límites de un parque en la esquina de 3ra y D, en el barrio del Vedado. Diversas son las casas edificadas en ella, desde una campana de fibrocemento, una casa en un árbol, una casa molino de viento; según las necesidades expresivas de sus ejecutores, pero sobre todo pensadas para los visitantes, para que en ellas encuentren cobijo.   

Más allá del resultado final, la construcción de la obra responde a la concepción con la que el profesor René Francisco acomete estos proyectos, a partir de una labor de integración entre sus participantes. La creación colectiva, la imbricación de las más disímiles subjetividades y necesidades artísticas muchas veces importa más que la autoría de las piezas. Es más gratificante el trabajo cohesionador y el debate colectivo, que en este caso ha hecho posible el surgimiento de una ciudad sui géneris dentro de la Habana.

La generación que escala el muro (en el estudio de Alfredo Otero)

 

Alfredo Otero

Alfredo Otero

Tomado del blog de Wendy Guerra, Habáname

Una conga que baila en reversa con ‘Los Carpinteros’, un preciso proyecto de transparencias ultravioletas proyectada por Carlos Garaicoa,  manos cargando  ‘Un poco de nada’ de Alexander Arrechea, ‘Los Saris’ de Leandro Soto, ‘El circo Triste’ que interpreta la dramaturgia de Wilfredo Prieto, otro muelle desecho y reconstruido por Kcho, una ‘Jaba de arena’ como huella de Liset Castillo, excepcional proyecto de caballete y arte digital de René Francisco y el gran sofá aéreo de Esterio Segura, son  parte del amplio recorrido que se puede hacer desde ya en la Bienal de La Habana 2012.

La Cabaña, El Centro Wifredo Lam, Pabexpo,  La Lavandería, una Zapatería y las propias calles de La Habana se abren para dejar pasar obras cubanas fabricadas por estos meses en la isla y otras hechas lejos de aquí  llegando a tiempo y con exceso de equipaje.

Lo interesante de esta 11ª edición es la cantidad de artistas que retornan y la importancia que se les concede, tanto a las sedes oficiales como a los espacios privados. La connotada y respetada presencia de los invitados a sitios alternativos y la apertura de estudios durante el evento;  atractiva idea que agradecemos para movernos en la ciudad como quien navega en una inmensa galería. Y aquí estamos los habaneros mezclados con los visitantes que esperamos dos largos años para ver  (desde adentro) como se reúne el arte cubano hecho desde cualquier punto del mundo.

Alfredo Otero es otro de los jóvenes artistas que expone para uno de estos espacios públicos, pero si entras a su estudio verás el desarrollo de su trabajo, que alcanza- a grandes brazadas- y con rigor, el eje medular de una generación difícil de abordar en cuanto a técnica, mercado y sagaces tópicos, pero que en mi opinión, y sin comparaciones, tienen un centro que les comunica: El pormenorizado aprendizaje para escalar hacia el otro lado del muro. Abren espacios antes lacrados y saltan de allá para acá y de acá para allá considerando esta ruta como parte del gesto. Muros de agua, muros de ladrillos, muros de ideas. MUROS  para escaladores ilustrados.

Otero, egresado de la histórica Academia San Alejandro, transitó sus años adolescencia siendo un conocido y respetado modelo que aprendió y entrenó su ojo durante las noches de pasarela y los días de largas y exigentes sesiones expuestas a la impresionante luz de Cuba. Tal vez es ese mismo manejo de la luz lo que hace que la amplitud de sus telas «nos dejen ser», sin ego, en nuestros propios estados, un testigo esencial de la asfixia o la libertad que otorga el telón de fondo de este particular show que es hoy la vida sincrónica de su imaginario.

Como si nos encontráramos en un retablo, Alfredo mancha y construye todo lo que pueda asfixiarnos, con una técnica exquisita se atreve a «pintar» y es esto lo que más agradezco de una buena mano, una mano suelta que dibuja sin temor el sitio donde nosotros nos detenemos para ser juzgados por la morfología que propone. Agradezco a Carlos Quintana y Alfredo Otero el paso de tirarse contra la tela, remangarse las manos y actuar, manchando, cada cual en su canon.

Desde su estudio  situado en la zona de Siboney le entrevisto para Habáname, tras saber la grata noticia de que en este momento se subasta una de sus obras en la conocida casa Christie´s. Sigue leyendo

Pintar la tolerancia para que navegue lejos.

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Saint-Exupéry supo que lo esencial es invisible para los ojos. Su Principito lo nombró para nosotros y así pudimos cargar con este axioma por la vida a manera de armadura o aviso ante inevitables despistes. Como parte de la fiesta del alma que es la Oncena Bienal de la Habana, los artistas Emilia e Ilya Kabakov, trajeron a la Habana un barco sin velas, porque éstas habrían de construirse-pintarse aquí por niños rusos, estadounidenses y cubanos.

Pero la tarea no era sencilla, ¿cómo se pinta la tolerancia? ¿Cómo asirla, seducirla para que se dejara atrapar en un pedazo de tela? Más allá de un nombre o de un apelativo por el que nos gustaría ser señalados, ser tolerantes, es un modo de vivir la vida, de homenajearla por encima de nuestras diferencias y de la mano de los principios que nos hacen comunes a todos los seres humanos.   

 Y los niños lo lograron. Hicieron real el amor. Desde ayer viernes navega otra vez en la Habana, el Barco de la Tolerancia, con nuevas fuerzas, con distintas y similares significaciones. Porque  en Venecia, Suiza, Inglaterra, Egipto o Estados Unidos, lugares donde la nave de los artistas rusos también ha recalado, el respeto por el otro encuentra un lenguaje común.