¿Poesía de la intemperie?

Gansos salvajes

Mary Oliver (1935, Ohio)

No tienes que ser bueno.

No tienes que caminar cien kilómetros

de rodillas a través del desierto, arrepentido.

Sólo tienes que dejar que el animal suave de tu cuerpo

         ame lo que ama.

Háblame de la desesperación, de la tuya,

y yo te hablaré de la mía.

Mientras tanto el mundo sigue.

Mientras tanto el sol y los claros

guijarros de la lluvia

se mueven a través del paisaje,

sobre las praderas y los árboles profundos,

las montañas y los ríos.

Mientras tanto los gansos salvajes,

altos en el aire limpio y azul,

se dirigen a casa otra vez.

Quienquiera que seas, no importa que estés solo,

el mismo mundo se ofrece a tu imaginación,

te llama como los gansos salvajes, áspero y excitante,

una y otra vez anunciando tu lugar

en la familia de las cosas.

****

Quién

Jane Kenyon (Michigan, 1947-1995)

Estas líneas son escritas

por un animal, un ángel,

un extraño sentado en mi silla;

alguien que ya sabe

cómo vivir sin preocupación

entre libros, y sartenes y ollas…

 

¿Quién es el que me pide encontrar

el lenguaje por el sonido

que una pezuña de oveja hace cuando rasca

una piedra? ¿Y quién dice

las palabras que son mi alimento?

Antonio Guerrero a Mirta: «Ella y yo tenemos un pacto de amor indestructible»

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Hace 14 años que Antonio Guerrero no está en Cuba para celebrar el cumpleaños de su madre Mirta. Desde el cumpleaños 66 de su madre le ha tocado felicitarla de lejos, desearle lo mejor del mundo desde la distancia. No han podido volver a cantar juntos, en su casa de la Habana,  la versión de Bésame mucho de la brasilera Simone que tanto les gusta a los dos.

 Otro 22 de mayo que Antonio y Mirta están separados. Otro año en que ella apela a los más increíbles recursos para mantenerse contenta, saludable, viva, para esperar el regreso del hijo cuya separación ya dura demasiado tiempo. Otro aniversario en que él se saca de dentro todo el amor posible, la múltiples imágenes de su madre, y se lo devuelve convertido en poesía, porque allí donde las manos  no alcanzan a llegar  físicamente, la poesía pueder dar el mejor de los abrazos.

Y no es que a Antonio lo detengan lejos de su país impostergables compromisos de trabajo o no tenga dinero para regresar algunos días a Cuba. Antonio Guerrero está preso en Estados Unidos desde 1998, hace aproximadamente 5000 días.  No está encarcelado por haber cometido homicidio o asalto a mano armada, lo tienen detenido junto a otro cuatro cubanos de nombre Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Fernando González y René González, quien está bajo «libertad supervisada»; porque estaban en ese país recopilando información valiosa para Cuba y para el mismo Estados Unidos; sobre la colmada agenda de trabajo de los terroristas que viven a la vista de todos en Miami, entre ellos Luis Posada Carriles -autor confeso del atentado terrorista al avión de Cubana que en 1976 explotara con 73 personas a bordo en Barbados.  

Por increíble o absurdo que parezca las autoridades estadounidenses no apresaron a los criminales sobre los que tenían más que suficientes pruebas, proporcionadas por Antonio, Gerardo, Ramón, Fernando y René. Los encarcelaron a ellos, hace ya más de 12 años, después de un juicio fraudulento y obcecado en Miami, donde primó la animadversión hacia Cuba y no el derecho de estos hombres a ser juzgados con justicia e imparcialmente.    

Por eso Antonio no está en Cuba y no puede darle a su madre las gracias por ser la fuerza que lo empuja todos los días a levantarse de su cama  en la Prisión Federal de Marianna. Pero no por ello desiste de enviarle su regalo hecho poesía, de acompañarla otro 22 de mayo en la distancia y desde el amor. 

ELLA

Ella es el ave con alas de paloma blanca

que cruza día a día mi cielo.

 Ella y yo tenemos un pacto de Amor indestructible.

 Más bien, debo decir:

Ella me reveló la clave del Amor,

me enseño a andar amando

que es la forma verdadera de andar.

 Por ella conocí las primeras palabras y las canciones más dulces

que volaban de sus labios a mi pecho.

De ella aprendí el lenguaje de las caricias, de los besos

y de los ojos que hablan sin pronunciar palabras.

 Su ternura siempre me rodea,

conmueve mis sentidos exquisitos,

es el pan de cada día de mi alma.

 Su paz se abre ante mí como un lago

donde la tarde pinta sus pasajeras nubes

y la noche deja sus estrellas.

 Repaso, continuamente, imágenes de Ella

con su pasión y su paciencia,

con su entereza y su dulzura,

sus manos volando entre el sol y la luna,

sus manos preservando las ropas, los platos, el orden y los sueños,

sus manos tocando las mías

borrando como un manantial de luz mis sombras.

 Cuando ella habla en medio de su larga lucha

su voz cargada de verdad y de dolor

se expande como un corazón repartido.

 Cuando ella ríe en la hora más oscura

su risa sube a la más alta cumbre

y conquista la alegría.

 Cuando ella canta en la gran soledad de las distancias

su canto hace nido en la esperanza.

 Todo se lo debo a Ella:

mi sangre, mis meditaciones,

mi generosidad, mi transparencia,

mi corazón sin tregua, mi armonía

y, por supuesto, mis versos.

 Ella es para mí la más bella,

flor a flor, aurora por aurora.

Ella es tan hermosa como la brisa.

Ella es tan simple como la hierba.

 Ella es mi novia única y eterna.

 Ella es mi amada Madre.

 

 

 

Pintar la tolerancia para que navegue lejos.

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Saint-Exupéry supo que lo esencial es invisible para los ojos. Su Principito lo nombró para nosotros y así pudimos cargar con este axioma por la vida a manera de armadura o aviso ante inevitables despistes. Como parte de la fiesta del alma que es la Oncena Bienal de la Habana, los artistas Emilia e Ilya Kabakov, trajeron a la Habana un barco sin velas, porque éstas habrían de construirse-pintarse aquí por niños rusos, estadounidenses y cubanos.

Pero la tarea no era sencilla, ¿cómo se pinta la tolerancia? ¿Cómo asirla, seducirla para que se dejara atrapar en un pedazo de tela? Más allá de un nombre o de un apelativo por el que nos gustaría ser señalados, ser tolerantes, es un modo de vivir la vida, de homenajearla por encima de nuestras diferencias y de la mano de los principios que nos hacen comunes a todos los seres humanos.   

 Y los niños lo lograron. Hicieron real el amor. Desde ayer viernes navega otra vez en la Habana, el Barco de la Tolerancia, con nuevas fuerzas, con distintas y similares significaciones. Porque  en Venecia, Suiza, Inglaterra, Egipto o Estados Unidos, lugares donde la nave de los artistas rusos también ha recalado, el respeto por el otro encuentra un lenguaje común.

El diablo, mientras, se muere de risa; si antes no se muere de rabia.

Imagen

Este artículo fue escrito por David Brooks y publicado en La Jornada. Le cambié el título bajo el que lo publicaron en Cubasí: David Brooks: Mujeres, sexo y elecciones porque me parece una mezcla desleal para poner en evidencia cuánto desprecio sienten algunos sectores políticos, con predominio masculino, por los derechos humanos de las mujeres, al punto de intentar suprimirles sus derechos a la salud sexual y a elegir el mejor momento de ser madres.

Me sabía demasiado a Mónica Lewinsky. Y aquí no estamos buscando enredos de alcoba.

A veces es casi increíble que lo ofrecido en el espectáculo político-electoral aquí no sea una parodia. ¿De verdad los aspirantes conservadores a la presidencia creen que Dios ordenó que a las mujeres no les sea permitido el acceso a la contracepción porque eso lleva al sexo irresponsable que, como todos saben, es trampa puesta por el diablo, y que esto amenaza a Estados Unidos?

Pues según lo que los precandidatos presidenciales republicanos y sus aliados en las legislaturas estatales y hasta en la federal han expresado durante las últimas semanas, parece que el tema fundamental para esta nación es el sexo. La contracepción y, peor aún, el derecho al aborto, son presentados como algo que vuelve prostitutas a las mujeres: algo que los hombres tienen que controlar en el nombre de Dios.

De pronto, los republicanos, que abogan por reducir la intromisión del gobierno en los asuntos de los individuos, desean –cuando se trata de las mujeres– imponer regulaciones y obligaciones que, según ellos, son provenientes de Dios.

Si quisiera tener al gobierno en mi matriz, me cogería a un senador, se leía en la pancarta de Judy McIntyre, senadora estatal demócrata por Oklahoma, furiosa porque los republicanos en su legislatura estatal habían impulsado un proyecto de ley que busca definir a los fetos como personas.

Durante semanas, los precandidatos y legisladores conservadores han competido por ver quién es el más fundamentalista en torno a los derechos reproductivos de las mujeres (lo mismo por quién es el más antimigrante, antisindical, antigay). No sólo se han enfocado en quién es el más antiaborto, sino quién es el genuino defensor de la idea religiosa ultraconservadora sobre los contraceptivos. Insisten en que no se trata de algo contra la mujer, sino de libertad religiosa.

El jueves pasado, el Senado de Estados Unidos derrotó por un margen muy cerrado (51 contra 48) una enmienda promovida por el republicano Roy Blunt que habría permitido a los patrones negar beneficios de seguro de salud que cubran control natal a sus empleadas si lo hacían por una oposición moral a la contracepción.

Los republicanos han acusado a los demócratas de amenazar la libertad de religión, mientras los demócratas acusan a los republicanos de amenazar los derechos de las mujeres. Las iglesias, sobre todo la católica, han nutrido el debate, que se intensificó en torno a la reforma de salud de Obama, que incluye el pago de contraceptivos para mujeres.

Este ataque conservador es tanto a nivel federal como estatal. La semana pasada, en Virginia, legisladores estatales aprobaron una medida que estipula que a una mujer se le debe ofrecer una imagen de ultrasonido del feto antes de practicarle un aborto. No sólo eso, sino que la cámara baja de ese estado aprobó un proyecto que otorga el derecho a las personas –incluido un padre– de presentar demandas legales contra una mujer por la muerte de un feto. Hay iniciativas parecidas en varios estados más, reportó el columnista político Dana Milbank en el Washington Post, y preguntó: ¿cuándo pararán los republicanos su monólogo de la vagina?

Este monólogo llegó a nuevas alturas el pasado miércoles, cuando el muy influyente locutor de radio ultraconservador Rus Limbaugh afirmó en su programa nacional que Sandra Fluke, estudiante de leyes invitada por legisladores federales demócratas a presentar su posición a favor del control natal en una audiencia, era una puta. Argumentó que ella, al defender el principio de que entre los beneficios de su seguro de salud, deben incluirse contraceptivos, se convierte en prostituta. Quiere que se le pague por tener sexo. Los legisladores republicanos, en control de la cámara baja federal, no permitieron que Fluke se presentara y sólo quedaron hombres en el panel de expertos sobre el tema.

El viernes, el presidente Barack Obama se comunicó con Fluke para expresarle su solidaridad y agradecerle el apoyo a sus iniciativas de salud. Ella ha comentado a los medios que percibe los comentarios de Limbaugh y de otros como él como un asalto contra los derechos de la mujer, y como un intento para callarme y callar a toda mujer.

Para la senadora federal demócrata Barbara Mikulski, el ataque republicano a la salud reproductiva forma parte de un ataque sistemático contra las mujeres.

Algunos republicanos están preocupados por el impacto político de todo esto. Rudy Giuliani, ex alcalde de Nueva York y ex precandidato presidencial republicano, comentó: “hace que el partido no se vea como un partido moderno… que no entiende el mundo moderno en que vivimos”. Jeb Bush, hermano del ex presidente, afirmó: yo era conservador, pero aclaró que ya no se identifica con la manera en que su partido enfoca estas posiciones.

Parte de la razón por la cual los precandidatos y otros políticos republicanos, incluidos algunos que ni comparten estas posiciones en privado, atacan temas como la contracepción es que la base del Partido Republicano ha cambiado.
Ryan Lizza, de The New Yorker, explica que en los últimos 10 años los republicanos autoproclamados conservadores se han incrementado de 62 a 71 por ciento en las filas de ese partido; los que se consideran moderados se han reducido de 31 a 23 por ciento, y los que dicen ser liberales son casi inexistentes.

Oponerse a regulaciones gubernamentales que prevén pagar la contracepción (y por supuesto el aborto), según estos republicanos, es seguir los mandamientos de Dios. Como resumió el gran satírico Stephen Colbert en su programa Colbert Report, como según la fe cristiana la transmisión de la vida es un acto sagrado entre una pareja casada, en el que Dios participa al otorgar alma al ser que se está creando, los republicanos alegan que el presidente y los demócratas desean obstaculizar el pene del todopoderoso.

El diablo, mientras, se muere de risa.