En cualquier lugar puede suceder el milagro, ya lo sabemos. Por eso ayer, estando sentada en un banco del jardín de la Quinta de los Molinos, me brotó este poema. Ya sabía yo que cualquier cosa puede hablarnos en su lengua muda y subterránea, pero igual siempre me sorprendo.
Nenúfar al borde del silencio
El nenúfar no mira otra cosa
que su reflejo
en las aguas lentas del estanque.
Debajo de él
la piedra y el pez,
los pasos turbulentos
de los hombres,
distraídos,
admiradores efímeros de la flor.
Todos vienen a preguntar
el nombre del árbol bomba,
intriga su carga de frutos
redondos, oscuros,
la exhuberancia tardía y lejana
de sus flores.
Nadie mira más de tres veces
al nenúfar,
habita solo en el paso de sus días breves.
No lo doblegan
el ruido de la ciudad,
sus animales,
las leyendas tejidas
sobre sus pétalos.
El estanque no va hacia ninguna parte.
Sheyla Valladares
Shey, qué salto de calidad visual ha dado tu blog!!!! jejeje, esta criatura se está volviendo grande!!!!
jajajajaj ves, de vez en cuando es bueno sorprender a los amigos de la criatura para que vuelvan siempre. Abrazos.