El milagro aparece en una acera

La primavera amanece cualquier día. Foto: Sheyla Valladares

La primavera amanece cualquier día. Foto: Sheyla Valladares

A veces va una por la calle, triste,

pidiendo que el canario no se muera

y apenas se da cuenta de que existe

un semáforo, el pan , la primavera.

La mañana comienza y con ella la larga carrera del día. La guagua va despacio a esa hora,  algo inusual.  Busco una ventanilla, la vida de allí afuera es un imán, por mis pupilas pasan rostros desconocidos, fachadas carcomidas, un gesto, una cornisa, el bicicletero, el sol por entre las ramas de un árbol, el libro que sostiene en su regazo una muchacha delgada y discreta, un brazo sobre un hombro, una mirada sostenida, un grupo de mujeres y hombres contrarrestando los años, practicando tai chi, vestidos de blanco, parecen garzas en medio del parque. Imágenes todas que se suceden a una velocidad incalculable. La vida viviéndose.

A veces va una por la calle, sola

-ay , no queriendo averiguar si espera

y el ruido de algún rostro que se inmola

nos pone a sollozar de otra manera.

El  semáforo detiene el ómnibus  justo delante de una cafetería donde dos chicos al parecer desayunan, de pie, conversando entre un mordisco al pan y un sorbo de batido. Un anciano que se apoya en un bastón porque tiene una pierna mala se aleja de la cafetería después de comprar un pan. No mira más de dos segundos las demás ofertas ni a los chicos. Cuando se aleja un par de metros los chicos lo siguen con sus alimentos en la mano. Él hombre se detiene. Los mira. Conversan pocos minutos. Él se niega, ellos insisten de esa forma en que los adolescentes saben imponerse. Regresan los tres a la casa en cuyos marcos de la puerta han puesto dos piezas de madera que soportan una tabla, la cafetería. Piden otro batido. El anciano y los dos chicos chocan los vasos.

A veces por la calle, entretenida 

va una sin permiso de la vida,

con un hambre de todo casi fiera.

A veces va una así, desamparada,

como pudiendo enamorar a la nada,

y el milagro aparece en una acera.*

* Poema Encuentros de la poeta cubana Carilda Oliver Labra

8 comentarios en “El milagro aparece en una acera

  1. Sheyla: son esas estampas que aparecen de imprevisto las que nos sacuden la monotonía, las que logran trasmutar el día más aciago de todos en uno verdareramente memorable. Por más que intento comentar como administrador de WordPress, la plataforma se pone majadera conmigo, por eso lo hago desde mi correo universitario.
    Aunque comente poco siempre leo a las criaturas de tu isla. Felices fiestas navideñas y que para el año nuevo nos regales más de tus ciaturas. Saludos.

    • Carlos: tú sabes bien de esas pequeñas grandes cosas que nos ayudan a vivir y logran alejar la miseria del mundo por un tiempo. Tú no te dejes arredrar por WordPress, él es capaz de esas y otras muchas villanías, pero nosotros somos más fuertes y encontramos atajos, como lo has hecho tú, para seguir encontrándonos en estas coordenadas. Agradecida por tus visitas y porque hayas querido dejarme tan buenos deseos. Los míos para ti van en la misma dirección y espero que en el 2013 nuestros caminos continúen encontrándose. Abrazos.

    • Eli: así mismo, un «milagro» como ese da ganas de salir al mundo y abrazar a cada una de las personas que puedas tropezarte. Vale la pena dejarse sorprender por la bondad humana, tan escasa y al mismo tiempo tan imprescindible para no perder nuestra esencia.
      Gracias por los buenos deseos y que el 2013 también sea para ti un nuevo año en el que se cumplan los sueños y donde la paz, la solidaridad, la prosperidad, la equidad, la justicia, no sean meras quimeras, sino que se expresen en hechos, oportunidades y experiencias para todos. Feliz 2013!!!!!!!

    • Gracias por visitar mi blog y por tus palabras. Así es, compartimos casi las mismas imágenes en la portada de nuestros blogs. Esa fotografía de La Habana es inevitable para los que disfrutamos y amamos la insularidad que nos ha tocado vivir. Saludos.

Deja un comentario